viernes, 4 de septiembre de 2009

La Habana Nueva

Haces el gesto, ése, cuando acomodas tus pantalones... ¿por qué?
Hace justo un año caminábamos La Habana Vieja, no escribiré de nuevo las emociones de aquella isla... Por acá están por si te provoca recordarlas.

La Posada Casa Azul envuelta en nueva bulla, aromas, chocolates caribeños y tabaco. La Posada recibe a los apenas salidos de la isla: que hace un año, dice uno; que hace dos, dice el otro. Que de Miami vienen, de Nueva Habana, de una nueva forma, nueva manera, que no hay familia, que la familia en la isla; que no hay fiesta que todo es trabajo y del trabajo a la casa, que estudian de nuevo: no hubo estudios que les validaran, uno médico, dice; el otro enfermero. Uno socialista, el otro santero: de changó. Me cuenta rituales que no puedo repetirte. Me cuenta otras cosas.
Hay una diferencia entre exiliado y emigrante. Uno puede regresar, el otro sabe que no podrá hacerlo nunca. Trabajan, envían dinero, ayudan a la familia en la isla. No venden los sueños Fidelianos, no los creen aunque por años, toda la adolescencia, los compartieron.
Extrañan la solidaridad de la isla y esa manera educada.
Hay dolor en sus cabezas, dolor en los rostros
no dejaron la solidaridad, trabajan pa los que se quedaron, pa las medicinas y los cuadernos, los utencilios, comidas, lapiceros...
Son los embajadores vivos de una isla más dolorosa que la vida que llevan
Ellos saben de qué hablan
conocen la traición por el alimento, por unos dólares más, saben lo que es informar de tu amiga que tira con exranjeros, esas cosas.
Saben lo que es estar unido al partido o a las juventudes socialistas.
Hay un dejo de tristeza en esos ojos...

Y.... haces ése gesto.
Hablas de visitas a La Habana que alguna vez podrán cumplirse.
Por la tarde mi hermano me dice que no les escuche: La Habana es educación y salud y...

Ultimas noticias
Se han ido. Parten al Cusco, desayunamos juntos de nuevo, que me buscaron ayer para salir por la noche, estaba cansado y guardado en mis habitaciones, perdido en estos y otros recuerdos. Otros recuerdos, gestos parecidos.
Que La Habana es también esa manera sensual, viva y sexo.
El abrazo de despedida.
La invitación a esa nueva Habana que en Miami construyen.

Ayer canalicé para Mary Bontempo, ayer...
Perdido en recuerdos de hace un año, hace un milenio, hace...
Que yo entré por México, que yo me escapé de Maracaibo.

Todos, todos, estamos esperando alguien, algo.
Que me "jale" el México de mis Amores, y que el Sueño, Mi Sueño, Mi SER, sea en mí la piedra de cristal que me sostenga.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Talle de cómo apreciar el vino de Valeria Weismuller

En México, Guillermo entona tambores que al trueno llaman.
-Que venga el trueno, Guillermo, que venga. -Le deseo esta tarde somnoliento en Lima.
Somnoliento de placidez.
Somos más de siete los que nos sentamos alrededor de una conjunto de mesas de bar acomodadas a la manera de mesa laraga, comedor; una junto a otra, unas altitas, otras no.
Somos siete, más de siete.
Un Hada de sueños, califica José Luis, escancia los blancos que juegan en nuestras copas.
Valeria escancia el vino.
Uvas sudamericanas, olores de estas tierras, tierras de estos metales, algo de piña y de ciruelos, algo de vainilla y aceituna, colores y brillos verdosos y dorados, amarillos y haces blancos.
De todos los que a las copas llegan, para José Luis, para Viviana, para mí, el Torrontés de Crio.
Torrontés es hermano de la uva Moscatell.
Pero en vez de esas dulzura, tiene el carácter que le darán las erres del nombre... Torrontés.
En un aliento, en la inhalación de su aliento, seis ojos se aguan y olvidan sinsabores, somos niños, somos primitivos alrededor de un fuego primero, somos cosechadores.
Y bailamos
Las imágenes que tienes cuando desnudo bailas sobre la tinaja de madera llenada con uvas, son ciertas.
Estamos en Sicilia, estamos en Palermo.
Hay un silencio
Es la nota última de la madera que ha acompañado al vino por seis meses
Madera de roble nuevo dice la etiqueta.
Hay un silencio
Me pierdo en los ojos claros de Viviana que frente a mí...
Estamos alrededor del ritual de fuego nuevo
El calor llega al corazón, el calor llega al cuerpo.
Vendrán los cigarrillos, las despedidas. Los enojados se van.
Quedamos los que quedamos, los que sentimos, los que encontramos....
Una invitación para almorzar mariscos el domingo
una cita para el miércoles próximo que habrá de entrar sigiloso por las narices.
Inhalado en alcoholes de humores sudamericanos, regreso a casa.
En México, clamor de tambores, Guillermo llama al trueno
Que venga pues
Hagamos de nuevo las danzas al fuego.

Crio, 2007. Mendoza, Argentina

Yo no sé si hemos olvidado lo ritualistas que somos, si alrededor de un vaso de vino se aviva la memoria, yo no sé. Pero ayer mientras bebemos un torrontés de Crio, por un momento, la vida fue uva, y la uva fue el hombre.