sábado, 19 de abril de 2008

Una carta a Cuernavaca

Mi estancia mexicana ha sido el redescubrimiento de mis padres
o los nuevos padres
o el nuevo Germán, que no termino de definirlo
de repente todo el tiempo se me fue en reconocerlos
en saber que allá estaban en la habitación contigua
en la espera que den las nueve de la noche porque es la hora de la cena
y los tuppers con el recalentado del medio día y los quesos que me gustan
las tostadas y los panes
chocolate y dulces
se forman en la mesa y nos acompañan a la charla...
a veces son los protagonistas
que sin hablar
nos llevan a sabores conocidos de otras latitudes, continentes
y regresamos a España o Alemania, Perú o Thailandia, que no importa...
a veces la cena es silenciosa
otras, el Peje nos enseña de la voracidad
a veces Calderón que nos trata de llevar con sus intransigencias....
a veces sólo miramos del poder: quién lo toma; y quién y cómo lo regala...
Pero eso fue México esta vez.
Mis padres.
No hubo más
Pude encontrarme alguna tarde con uno u otro amigo
comí con mis hermanos, aunque poco.
Bien que en los primeros días descubrí que a eso había ido, a recuperar a mis padres
reconocerme y reconocerlos
enseñarles el otro Germán que me voy convirtiendo...
Cosas de la alquimia, les escribí a mis padres...cosas de la alquimia.
No regresé a mi infancia no a la adolescencia... Regresamos a un otro que percibíamos que estaba pero que nunca se había podido expresar.
Regresamos al tiempo que los hombres eran dioses.
A la cosmogonía que nos inventamos y que críptica contempla nuestra evolución.

Ya luego Lima dijo que volviera y no te vi, amada mía.

Adriana, mi madre, dijo que no iba al aeropuerto, que se despedía de mí, igual que cuando salgo por las mañanas de su casa a ver la visa al consulado del Perú o a la comida con Vivian, la señora, amiga de vidas y vidas.
Y así nos despedimos, mientras mi padre me bendice.
Así regresé Lima, a tu humedad y tu verano que se prolonga
amable
bien rico tu verano.

Pero ahora anunciamos otoños, querida mía, y Lima empieza a nublarse por las tardes
y soy más meditativo, como este tiempo
Entonces
estás y eres más presente que nunca
y que siento escribirte
una carta que te debo de siempre
que desde siempre te escribo
que desde siempre estamos
y recuerdo cuánto te quiero
cuánto me eres
cuánto somos....