"... Y ahí, donde no hay prisa de tacones por llegar..."
Estaba lloviendo y nos quedamos sentados en sobremesa.
El jardín se pierde detrás de la cortina húmeda. El arco deja de serlo, y la piscina asciende en bruma para besarse con la lluvia.
No hay vino en la mesa, hay, en vez, una jarra de café chocolatoso, espeso, capaz de levantar a Lázaro de nuevo. Y hay dos Nuris y yo estoy con ellas.
Y ahí, mi Amado Saint Germain.
Cuatro vidas, cuatro experiencias, una detrás de otra hasta llegar a ésta que soy. Todas seguidas, una detrás de la otra, de bruja a hechicero, de hechicero a soberbia... Había que aprender de aquello que habíamos sido.
He conocicdo personas que llevan 8 vidas planeando ésta.
Y ahí supe que venía a despertar.
Colgado del Saint Germain que me permitía el capricho y la ausencia de consciencia, el que me ha permitido colgarme de su Experiencia y su mismo Sueño.
Era mi Amado.
Es mi Amado Maestro.