lunes, 12 de septiembre de 2011

Cartas para una niña...

En esto de ser padrino, me inaguré con Jimena, tu prima.
Ella llegó en otros tiempos, yo apenas y sabía quién era yo, cómo llamarme.
Cuando ella nació yo le temía a los espejos… se me aparecían pescados cuando los miraba por mucho tiempo.
Yo no sabía definir quienes eran mis ojos.
En una casa de playa me pidieron bautizarla, olía a mar.
Jimena caminó conmigo el mundo de mis cambios, muchas de las muertes.
Tantas… a veces ella me mira como esperando reconocerme… -qué novedad traerá mi tío- salen las preguntas de su mente y yo la miro. Espera una respuesta que satisfaga.
Y me observa, nos reconocemos.
Le damos al tiempo una vuelta y nos recordamos