jueves, 18 de diciembre de 2008

lunes, 13 de octubre de 2008

La Habana

...Y que las calles se me fueran revelando, naturalmente, no de la manera que los cubanos te sugieren… sólo esas calles que la alcaldía ha venido hermoseando.

No creo que en La Habana puedas detenerte en el: -Qué poca madre –dice mi amistá cuando caminamos las calles que parecieran salidas de una postal berlinesa de la postguerra, cuando de repente llegamos a una plaza hermosa, azul, la fuente funcionando y dolorosamente vacía, porque no hay cubano que habite en sus edificios.
–Qué poca madre, Fidel.
No creo que puedas detenerte en el precio de 90 euros la noche de un hotel que alguna tarde, muchas tardes, debió haber sido paraíso de gatos que dejaron sus olores como recuerdo en las habitaciones y mojones en las alfombras de los pasillos.

La Habana es Paradiso, Severo Sarduy, Carpentier, el neo barroco. El único arte que nos explica y nos define a los latinoamericanos. A La Habana la sientes, no te la explicas. Creo que entrar en explicaciones es entrar en la perdición. Nunca sentí tantas emociones en una ciudad: ira e impotencia, dignidad y dolor, tristeza y añoranza. Esperanza porque alguna muerte… y paciencia. Si Lezama imagina el Paradiso en La Habana, sus seguidores tendrían que aceptar que el Mesías viene en camino…. Han pasado ¿50 años? Y los cubanos saben que no fue Fidel, mucho menos su hermano.

Estamos en el jardín del Nacional, detrás de nosotros el edificio de los treintas y su bar debajo de columnas de 15 metros, hay restos de murallas en estos jardines y cañones que medirán sobre dos metros de largo. Al frente el malecón y el mar zafiro. Una familia viene vestida en galas y de la mano de una cámara digital que le han enviado de Miami. Se han vestido para la ocasión, sonríen para la ocasión. El padre le pide a la hija que modele, que desea que la vean en toda su belleza. Es bella la hija. Cargan un six de cervezas que beben a tragos cortos mientras caminan el jardín entre retratos. Durará dos horas el encargo, pasan varias veces frente a nosotros. Hay tristeza, un poco de envidia por los que se fueron y una profunda dignidad: te estamos esperando, acá seguimos, estamos guardando éstas nuestras tierras.

Estamos en una de las galerías de la plaza, que azul, nos regala la majestuosidad de sus edificios. La Habana vieja tiene la belleza y elegancia que pocos centros coloniales en América Latina conservan: Lima y México incluídos; no hay edificios setenteros interrumpiendo la vista o la vertical de la calle, no hay la frialdad del decó que tanto me gusta. La Habana vieja se quedó suspendida y gracias a donantes extranjeros, poco a poco va recuperando algunos edificios históricos; pero dejar estas calles y adentrarte en esas que ningún turista camina, es entrar en algo más real, más Habana de ahora, más doloroso, los edificios de postguerra, los que se están literalmente cayendo, los que el estado no les mete un centavo sin importar cuántos habitantes tenga cada uno de ellos. Por estas calles no se escuchan los boleros ni las salsas, no hay Buenavista Social Club, eso se escucha en los bares de turistas, los paladares, en esos sitios a los que van los extranjeros creyendo encontrar algo de su pasado, un pasado limpio, ingenuo. Creyendo que eso sí es La Habana, y que creyeron comprender y capturan…. Acá hay reggaetón en las casas que tienen cd players, acá los cubanos jóvenes se visten de bermudas largas por debajo de las rodillas; dos, tres tallas más que las que deberían usar, camisetas y tenis de marca y arete brillante en uno de los oídos. No hay diferencia en la moda de estos jóvenes con un latino en Los Angeles, con un reggaetonero de Miami. Será que muchos de ellos tienen familiares fuera de La Habana, ya en el aeropuerto puedes ver la cantidad de mercancía que llega, vía México, en los aviones: cajas, paquetes, televisiones a la espera de sus nuevos dueños. Otros no tendrán esa suerte pero se las arreglan seduciendo turistas, vendiendo satisfacciones a los que desean un amor de a tres días. Nunca verás mejores piernas que en La Habana, camisolas más breves, ni hombres más atrevidos.
Estamos en una de las galerías de la plaza azul, cuadros de escuela naive en todas las paredes, esculturas de manera altas, muy altas. Tan altas que sabes que retratan una dignidad… demasiada… un sueño sin sustento o cordura. Sabes que las esculturas tendrán problema en las piernas: en cualquier momento se terminarán por romper. El naive es una caricatura, me enseñan un libro lleno de pintores de esta escuela: retratan escenas cotidianas y deidades de una santería que no ves más en las calles, un pasado que de nuevo no existe, un puesto de frutas que no ves, una fumadora de puro que seguramente estará bien escondida porque nunca vimos… lo siento, no creí en nada de esos cuadros, esperaba ver la rabia, la envidia, el dolor de esos que se tomaban las fotos, la añoranza y la angustia, el coraje… pero seguramente a esos artistas no los quiere el estado… no sé
Regreso siempre con la misma pregunta que me hice desde que llegué: ¿Si este es el país más educado de América, dónde está la educación de sus habitantes, por qué no han podido dejar esta miseria? Pero entonces recuerdo, los cubanos de mi edad, ya fueron educados por el estado, no tuvieron elección; a mí, mi país me permitió elegir, como mis padres, estaré equivocado o no, no lo sé aún, pero no importa mucho, yo decidí. En el segundo piso del Habana Libre, están retratadas personalidades del mundo artístico, intelectual y político que caminaron estos pasillos cuando este hotel llevaba la marca Hilton, una de ellas es la Doña, y recuerdo: A mí que no me den consejos porque sé equivocarme sola. Y me regreso a México con mis ideas, nadie me pidió opinión, a nadie me atreví a dársela.

Y qué tal que hubieras entrado por el zafiro del mar a La Habana, y que encontraras el brazo que esconde sus intimidades, que navegaras el brazo hasta llegar al puerto, detrás de las grúas La Habana vieja; y que las calles se fueran revelando naturalmente y no a la manera que los cubanos te dicen, y….
Pero eso no es La Habana, y a quien no le guste que le den por…

jueves, 9 de octubre de 2008

Me, Myself and Mark


25 de Octubre

Ella, La Madre, empieza siendo un cuadrado. El cuadro es la Madre primera, una respuesta a la necesidad humana de la estabilidad… cuando la Madre se transforma es cuando el hombre se pregunta dónde estamos, así, la Madre traza un segundo cuadrado creando una especie de estrella: entonces nacen los puntos cardinales.

Así éramos nosotros. Un cuadrado donde no se distinguían fronteras ni maneras individuales, los cuatro ángulos eran necesarios tanto como las cuatro líneas que los formaban. Nadie se preguntaba más. Éramos a fuerza de sostener la existencia y únicamente entre los cuatro podíamos hacerlo…. Pero llegaron los tiempos de las preguntas…. Y sin saberlo, trazamos un cuadrado nuevo y a la Madre la convertimos en estrella. Y emigramos… al sur y al norte, al este de nosotros mismos y al oeste también, donde empezaron nuestros enterramientos.

Ahora volveremos a vernos
No somos más una naranja o un simple cuadro.
Los cuatro gajos se separaron y han ido adquiriendo… han tenido que adquirir… un universo propio que se explica desde sí; cada uno ha elegido su ubicación, cada uno ha tenido que contestarse más allá del cuadro primero. Nos hemos enterrado y desenterrado, hemos muerto mil vidas y revivido mil una. Nos hemos convertido en expertos de infiernos y muchas veces, libramos batallas campales contra los molinos de viento.
Volvemos a encontrarnos
Es la boda de mi hermano.
Caminaremos el sendero que asemeje la llegada al altar… no creemos en sacerdotes ninguno de los cuatro… llevaremos anillos y azahares, ramo y liga para la nueva habitante de la familia.
Seguramente nos juntaremos pa ver si seguimos embonando
La naranja se encontrará de nuevo y por unos instantes será completa; luego, cada uno mostrará sus bellezas, y habremos de volver a nuestras propias identidades, y nos preguntaremos: ¿quién soy? ¿en dónde estoy? ¿de dónde vengo?


Cita en Tecamachalco
Octubre 25 del presente.

La Nueva Casa de Sara. (detalle)


Llorando en Antigua


Lima, Costa Rica, Guatemala, La Habana y Anexas

A veces, uno se deja llevar por la inercia de un momento, de una cadena de eventos presurosos. Se sentía la urgencia, la prisa. Lima me pedía detenerme y no la escuché… Y bien sabe Miguel lo que pasa cuando desoyes al mar.
También me lo decía esa voz…la vocecita dell cuore: que mirara al caballo, pues, que era el momento de la sabana y de la calma.
Ya habíamos tenido, mi amistá y yo, un aviso de no viajar cuando la embajada de Bélgica, de una forma despótica y majadera, le negaba la visa Schenguen de la comunidad europea, sin entregarle carta que confirmara el rechazo.
De manera que con boletos de avión comprados para Europa, buscamos una posibilidad menos onerosa de cambiarlos por otro destino; entonces apareció Centroamérica y nos pareció una buena opción.
Hubo avisos que siguieron diciéndome que no era el momento.
El robo de mis documentos dos días antes de nuestra partida, el requerimiento estúpido del gobierno de Costa Rica de llevar una vacuna contra la fiebre amarilla. Noticia que me dieron en el momento del check in del aeropuerto de Lima.

Todo lo “superamos”: desde la reposición de los papeles, hasta la vacuna que me pusieron en ese momento y que anotaron en una cartilla con el título de revacunación.

De repente, estamos volando a Costa Rica.
- Que habría que redefinir la palabra Rica – dice mi amistá, cuando recorremos sobre un taxi la ciudad de San José que asemejaría a un rosario, que entre cuenta y cuenta, tiene tramos de kilómetros; que cada una de sus cuentas es un “mall” alrededor del cual se construyen barrios.

Llueve todas la tardes, a veces hasta por las mañanas; cuando arribamos a los cuatro cráteres, cuatro gargantas, un pequeño lago en una de ellas, las líneas maravillosas que te dicen las etapas de la erupción… ese otro mundo donde sientes que te asomas a los centros mismos de la Tierra…. Está lloviendo.
La amistá rezonga de la lluvia; yo, que soy de sierra, y que poco me indentifico con el clima brumoso y desértico de Lima, agradezco las limpias con que la Madre me regala.

-Que ya conocimos y que anticipemos nuestra partida a Guatemala, que en Costa Rica no hay más qué hacer toda vez que a mí las playas no me encantan y el país está cubierto por las nubes pacíficas y atlánticas.

Del mismo aeropuerto de la ciudad de Guatemala, salen las camionetas a La Antigua. 10 dólares por persona, 45 minutos. La Antigua es el espacio donde caminas, donde reverencías a los tres volcanes, y el verde, y la lluvia de nuevo.

Antigua huele y sabe a arzobispado, desde los sabores de los caldos concentrados y especiosos de guajolote hasta la vastedad de conventos que cayeron quién sabe cuántas veces sobre sí mismos… una columna cuadrada de a más de a metro por lado, quién sabe la altura, reposa sobre el piso de adoquín naranja del siglo XVI, está debajo de algo que alguna vez fue una cúpula, hoy es cielo libre, y llueve de nuevo. Es una lluvia intermitente, cero apasionada, una lluvia que mantiene los horarios monacales de antaño. Es la hora del angelus. Estamos en catedral. La lluvia nos besa.

Antigua es un convento por cuadra, por esquina, un recuerdo, terco, de fachadas que se mantienen en pie como contándonos de aquellos tiempos… recuerdo cada una de las fachadas, de sus barrios…. Los barrios se definen por la orden que los habitó: el de la Compañía o San Francisco, La Merced y los Betlemitas: acá se fundó la orden, y el santo patrono fundador es adorado en los templos… el primer santo que Guatemala considera suyo.

En Atitlán… Ah Guatemala, llena de guardianes y de esa manera de la voz que tienen los volcanes…
En Atitlán, ya de regreso a Antigua, el cuerpo me dijo: ¡basta! Había dejado al mar sin su consentimiento, había desoído los avisos y caí en la cama por tres días.
Y que no es del estómago ni de la garganta, riñones tampoco; pero el cansancio me vence, la temperatura.
Que somos creadores de nuestra realidad, lo recuerdo, lo comparto: esto soy.
Voy creyendo que es el momento de despedirme.
Yo lo creé, ahí está lo que dije en Agosto por el 8.8.8; sí, me estoy despidiendo. Lo hago por tres días. Me preparo. La Habana espera… las anexas.


Guatemala, septiembre del 2008.

miércoles, 13 de agosto de 2008

11.8.8

Recibo un correo a mi dirección más personal. Tengo más de cuatro direcciones.
La de las letras y los talleres literarios virtuales.... ¿En qué historia andas?
La del Reiki, Dios, El Espíritu.... esas cosas del Arriba.
La de la familia y los amigos... Belleza y pertenencia.
La del blog y la Posada... Son parte de mi trabajo
Y esa otra que espera, quizá, la noticia de un encuentro amoroso, secreto, cercano a la playa...
A ésta última llegó el correo.

No sé quién habría dicho mándale a Germán esto.
Ni siquiera sé si alguien dijo eso.
Son fotos.
Paisajes de un mundo que está aquí, cierto, pero viradas a unos colores de ensueño y fantasía.
Mi madre las colocaría dentro del surrealismo.
De alguna manera, yo también la coloqué ahí, dentro de mi mente. Y me quedé dormido al poco rato. Y al poco rato, en el sueño, los paisajes regresaron y yo estaba dentro de ellos, los escuchaba, escuchaba al árbol que canta con el viento y olía la jacaranda y lavadas que entre los pastos... Y el pequeño que corre tras de su rebaño, oveja traviesa y perdida, se enreda en los cordeles de mis zapatos y se ríe en una carcajada contagiosa. Allá, lejos, el agua violácea y turquesa que me está besando la piel. y sabe a granizado de fruta nueva, apenas dulce, bellamente dulce.
Dentro del sueño recuerdo el Paraíso del Corán. ¿Estaremos acá?
Pero una voz me contesta que nada tiene que ver con esas religiones. Con ninguna de las religiones.
Respiro
Despierto
Pienso reenviar el correo a mis amistades
No está
Fugó... extrañamente como su llegada...
11.8.8 El día que se asentaron las energías de la compasión. La nueva Tierra ancló su presencia en esta Tierra que vivimos.
Todo es un cambio de consciencia
Soy feliz.
Me han permitido por unos segundos, habitarla.

martes, 12 de agosto de 2008

8.8.8

Sigue Agosto
No sucede mucho
me siento a escribir
pareciera que el tema arrebata el sueño es casacadas
palabras acuosas
frases
estamos llegando
llegamos
el Yo es posibilidad
el Espacio toma su verdadera dimensión: nada es real: todo es y ha sido infinito siempre
Salen las ciudades antiguas... Emergen de entre las llanuras y los desiertos
El saber de esas civilizaciones regresará a nosotros
Ya los arqueólogos comienzan a no ser capaces de explicarse
Se preguntan
Como todos nos preguntamos
Me suelto
Me dejo llevar
Llegan en sueños las palabras...

miércoles, 30 de julio de 2008

8.8.8

Agosto me gustó pa que te vayas...
lengua y lenguaje, ojos y nombre.
No más lo que conociste de mi y me ayudasta a inventar
Ni el qué lindo o el qué cruel que eres en las noches...
No más rosa para ser olida o verla colgada en un florero
Agosto me gusta pa dejar al sur o al norte
pa las no fornteras
pa no ser más nación
Pa dejarme
olvidarme de ese que he sido
el que conoces
Así que asistiré a la mesa que sobre el mar invita
ahí dónde Carmen y yo y mis padres, los hermanos y las cuñadas, los amigos y los amantes y sus nuevos amantes, nos sentamos a comer a la sombra de un junco de agua de mar que no gotea sobre nuestros rosotros.
Porque Agosto me gusta pa dejarme
dejar el mundo de las creencias
y empezar con eso nuevo
el mar donde todo es posible
el cielo ciclo del infinito
muertos y vivos caminando
angel y luz
seducción de todos los instintos.

Enviado desde México

A mi Hermano Germán, en Lima, Tierra de Inti y del oro peruano.

Tip, tap…punta, tacón, la impaciente espera que acompasa mi zapato.

Tip-tap, punta, tacón… hace el zapato
Tip-tap, la carcajada de aquel mulato
Tip-tap, mirada felina la de mi gato…

Tu te fuiste para Lima,
Yo tiro pa’Guanajuato.

Tip-tap, tras el zaguán hay un patio
Tip, un sillón, tap, viejo y barato
donde me paso las horas
tic-tac, esperando tus relatos
donde se mece la ausencia,
tip-tap…, al compás de mi zapato.

Salvador De Maria Campos
Julio del 2008

Café Café, Larcomar

La Tregua

El número de cajetillas de cigarros es proporcional a mis deseos.
Al corazón de la roca; pedacito de ley, gravedad que todo lo atrae; el mar regresa cada quince segundos pa besarla. La toca paciente, la define, y modifica sus entrañas... ahora sólo para él su abrigo.
Pedacitos de gravedad buscando mares, charcos, tinas, río de dulce cantar... el deseo de la vida por obra y magia de esas otras manos ¿cuáles?
Pues unas que tengan historia, novedades, unas lejanas a la vulgaridad del cliché.

Está temblando.
Del acantilado el polvo en nube y la nobe de rocas... corren que corren al mar sin importar autos o personas... Se están reencontrando.
¿Así de altas, acantilados, fueron las mareas?
Así de altas, pero en los tiempos de la luna roja, naranja viva.

Tiempo tenía de no sentirme así de deseoso... así de solo.
Este deseo de la soledad ha nacido.
Y del cansancio
y de la incompletud
también de la magia y de la mafia de la vulgaridad
¿es únicamente mío?
o es también de esta pequeña que brinca, salta, solloza, por alcanzar los brazos de ese hombre... ¿su padre?
o será de los japoneses de la mesa de al lado
del discuro de Alan que se quedó entreabierto y destinado a limpiar el cristal de la ventana
del acné de la chica que me sonríe
de la peadez de mi habitación, grande, tan grade, como para que Eugenio, mi gato, la viva como parque de diversiones...
Esta es la proporción de mis cigarrillos.
Cómo nos acompañamos de bien.

¿Qué hacen quienes no fuman?
Muchos de ellos se acompañan de ruido; a veces lo hacen de movimientos nerviosos y repetitivos: se levantan y se sientan de nuevo en su silla, tiemblan sus piernas, corren para hacer ejercicio...
Yo fumo
me es más familiar
es más inmediato y tiene la delicia de lo oral.
Es el bromuro de mi pegaso.
El sedante pal temblor de las piernas
y un compañero.
No, no es que me encuentre más solo, es que ando más deseoso.
Será que estoy por caer del acantilado.
Será que siempre he estado acá, abajo, playa de piedras coloridas...
Que cuando el mar en casa... dormir alcanza otra dimensión.
Y que a los tres días del mar ¡Auxilio!
Me estoy ahogando.

Cuando así estoy, cuando estos deseos siento... y me hago de provisiones de cigarrillos y hablo más con mis amigos y busco y encuentro pacientes y tecleo horas charlado con quien pueda por la red... cuando me siento así...
Inhalas
El Sueño.
Tiqui Taqui calentito en el centro del corazón.
El Sueño, que me acomplete, le digo, y me llena.
Y comprendes que otro yo es el que necesita, desea.
Comprendes.
Que el espíritu es completud pero le gusta andar exprimentando cosas
que no es verdad eso que el otro te hace ni te moldea
que sólo tú decides
cómo
hacia dónde
y más rico... cómo hacerlo.
Inhalas
Abres la puera, corres al mar, se respiran, mojan, confunden.
Me vacío.
Duermo todos los sueños de los amantes.
Inhalas
Cuando Nadala llegaba lejos en brazos de su amante, pensaba en sembradíos de alcachofas
Inhalas
El Sueño y tú recorren 20 cosmos en el abandono y nunca olvidas y al mar sonríes agradecido
quieres volver a lverlo, le dices
y lo citas
lo atas con cadenas y lazos de hamacas yucatecas
Inhalas
Nunca te dije para siempre, te dice Tu Sueño
Volverás al acantilado
Fuma de nueva cuenta
De historia maravillosa regresas a la cotidianeidad y al cliché.
Regresas al acantilado
que otras mareas, otros mares....
o te sientas a escribir
o te sientas a explicarte
o inhalas
El Sueño, Tu Sueño, contigo sonríe.



Café Café
Larcomar
Miraflores, Lima

jueves, 17 de julio de 2008

Paraísos

Que fuera verde o azul
o amarillo como los ojos de un gato
Y que suene con la voz de la nieves, collares perlados de los Andes.
Tengo sueño.

miércoles, 16 de julio de 2008

La Reina Tenía Cuarto Coroneles

Invariablemente tendríamos que llegar hasta aquí, querida Adriana.
Al mero mero principio de las cosas
Un vacío.

"...Vacío de mí,
sin luz, olor o gusto
sin un resquicio
en lo que fué
me hundo..."

Ya no escribo, Adriana.
El Vacío tiene esa cualidad silenciosa, abstracta...
¿Cómo explicarlo?
Dirían que es parecido al abandono...
La más completa sensación de abandono.
Diría nirvana... La mente llegó al silencio.
Pasión... esas noches que hemos sido habitados.

Entonces hago dibujos
Cuatro corazones
Unos bajan del cielo... bajan del cielo que se puebla de nubes
donde mis mascotas viven
Isabel está sobre una de ellas
me saluda, me observa, me proteje
me espera
ladra
En la otra Adela
sólo se asoma maullando para la siguiente travesura.
Y de la tierra salen dos corazones
me monto sobre uno de ellos
El paisaje son casas de fantasía
el dibujo es infantil

Como el recuerdo...
La Reina tenía cuatro coroneles....

miércoles, 18 de junio de 2008

La Bodega de la Trattoria... Continuamos

Escrito por Adriana Quesada
Junio del 2008
No, esto no es amor, es solo deseo enorme de poseer sin compromiso, es la vida que transita de sensualidad en sensualidad,de olores,sabores, mordidas y piernas.
No es el encuentro con el otro para que sea el encuentro conmigo, es la locura de la cocina y el pasadizo, la entrega más que ansiosa exigente, la pasión.
Ah...miedo a caer no en tí, sino en mi mísmo.
Confieso que no puedo entregarme completo, los prejuicios y la ancestral educación me tienen atrapado.
Así que mejor llega sin que yo vaya a recibirte...permitamos vernos a los ojos y al cuerpo...y luego, luego que el deseo transite por el mísmo, nos enriquezca, o nos aniquile.
No voy por tí, pero aquí te espero...


Para Adriana Quesada
Continuamos
Que si el amor es una eternidad
o la esquina que la eternidad toca en un segundo
tocada, realidad en mi cuerpo, en la historia de la vida
es asentada en el libro de los siete sellos
el que muy pocos abren
pues sí
implica el fin de los tiempos
el árbol del conocimiento se funde con el de la vida
y comprendes
y amas desde lo que el otro es
no más neurosis de te estoy esperando, me gustaria que fueras...
en crudo
carne cruda te amo porque me traicionas, porque te mueves bien, porque tengo una cocina y porque vas a irte y porque necesito que te vayas, porque mi cama es un universo al que asistes de invitado
na más
un invitado porque Lima a veces anda fría
porque quiero morir algunas noches
y porque quiero que me mueras
y que me vivas
eso es todo

miércoles, 4 de junio de 2008

El Olivar

Alguna vez... parecerían mil años de tiempo, dije a una querida amiga: De manera María, que todo está bien y con esta muerte daré de comer a Los Olivos.

Me refería entonces al Olivar, uno de los más añejos parques de Lima. Más viejo que los mil años de mi muerte; si lo caminas podrías sentir su eternidad, el aroma seco y ácido del olivo.

Yo lo sigo caminando.

Aún cuando me creas muerto.

Cuando me cree muerto.

lunes, 2 de junio de 2008

La Bodega de la Trattoria

No
Nunca
Cómo
Siempre
Y como siempre, como.
No haré fiesta pa cuando vuelvas. Y es que Lima va a seguir la misma, como tú, y lo que siento por tí.
La única gana que me queda es la de comerte algunas noches.
La misma gana de hace unos meses.... repetir esas cosas en la cocina, pues sí, ¡qué bien que te mueves! Pero de esto a bebé, amor, quiero poseerte y demás, hay kilómetros de distancia: más allá y más alto que el valle del Cusco, y ya ves que mal me hacen las alturas, el soroche...
Y ya ves lo pudores al abrirte la puerta de la casa: los tuyos y los míos y así que está más difícil todavía. Y es que yo no se si al recibirte en casa esté hiriendo al otro, ése, el que anda por los pasadizos del primer piso...

Pasadizo es el peruano para pasillo. Y me gusta más así: pasadizo, pues si siempre el pasillo ha de terminar en la escalera, el pasadizo te permite la magia de la aparición, una nueva puerta por ejemplo, que te lleve a otra dimensión en donde haya otro mundo que es de color violeta y amarillo, donde los habitantes, un tanto esféricos, vuelan rodando alrededor de una luna de gas y vaporosa que los alimenta y sostiene. La luna que alguna vez, hace millones de años, tal como nosotros los hombres hiciéramos con la con la tierra, los habitantes violetas con amarillo crearon desde su consciencia y la expresión de las más bellas emociones.

Pero, volvamos al pasadizo y a quien lo anda, bien discretamente que lo anda, en silencio levanta los brazos cuando le miro y sus pechitos de apenas se develan debajo del polo sin mangas y de color verde, en una magnífica invitación a la mordida, a la inquietud de la mano que más abajo arranca... seguir adelante, y...
Pero aunque yo no se si esos pechos desean ser tocados, se que mi boca tiene hartas ganas de morderlos. Y entra la pendejada humana al corazón y el juego brumoso, limeño, de las fidelidades. porque a mi me enseñaron que o tiras en la cocina o muerdes pechos; y que dos a la vez es destructivo, que en lugar de vida estaría regalando muerte... Por más que la biología me conteste lo contrario así como otras filosofías diferentes a la judeocrisiana.
Pero ya ves, el credo se zurce a lengua y alma y de tanto repetir:
que un sólo Dios
connatural
una santa madre
católica, apostólica, romana
la resurrección de los muertos
y...
Tú recordarás mejor que yo, sin duda.
Entonces, y para más tormento, un otro cuerpo; bien virtual, como el click de un encendido, una pantalla, charla por escrito; me dice que nos casemos.
¿Que nos casemos?
Sí, que nos casemos.
Y ya la mente se pierde en un laberinto, y me regresan aquellas palabras que alguna vez, antes de entrar a la cocina:
¿Qué nuevo papel darte en esta vida hueca de vida y llena de papeles?
Antes de la cocina, me llevas a la playa.... con todo y la molestia del arenal que te explico, pero no te importa pues en la playa tus patas y a tus patas hay que buscar pa que te sigan aceptando y bendigan tu elección, yo, en este caso; y te digan que sí, que no soy guapo pero sí interesante y sobre todo: hablo mexicano. Mientras yo... ¡carajo! ¡Que aburrido! De plano como que qué divertidos tus patas y firmemos pacto de hermandad, ni en la pesadilla oscura. A mi me qué coño me importa si me aceptan o no, que después de todo no estarán en mi cama ni en casa tampoco porque... ¿te importaría el por qué? Y llamas al teléfono en el momento de la propuesta matrimonial y que si te recojo en el aeropuerto y te contesto que te confudes. Y no por esos otros cuerpos. Es que, te lo dije, yo no quiero. Y es que una tarde aprendí que la cama es un universo, el universo: se ama, se come, se baña, me bañas... y... Silencio. Yo no compito. Cuando sin prejuicio me recibes, yo te acepto.
Bajas de cama.
El pie toca el piso y el cosmos muere.
Regresamos a la idiotez del rol: quién come, qué cocinas, quién habla, cómo hablas, cuánto hablas... no debes decir. Te pido que regreses a la cama.
Nada comprendes, te sientes un cuerpo usado.
No, pues, no me sentiste ni me alcanzaste a comprender. La cama es el profundo espacio de la entrega, el agradecimiento y la bendición: bendigo la vida que me regalas; me regalarías en el momento del vaciado y el pujo.

Que nos casemos, dice.
Saldré a comer.
Pediré una pizzeta en La Trattoria, beberé dos copas de tinto, el pisco sour no es uno de sus ejemplos de cocktelería, y un pie helado de limón.
Y voy a fumar.
Dudoso a veces... La cama es un universo.
No
Nunca
Cómo
Siempre
Y como siempre... ¿dónde quien comprenda?






La Bodega de la Trattoria
Armendáriz 299
Miraflores
Lima

sábado, 24 de mayo de 2008

Hay días que somos...

Habrá días que seremos espejos, tan espejos....

Que en el fondo de mis ojos se contemplen sus miedos
las aventuras
envidia, y azares.
Y que el plata frío regrese a la experiencia de la carne
Por más sufriente que sientas la experiencia de la carne...
Savia pera escurre por mis manos
Desde una habitación contigua... la azul... la gata llora reclamando su onza de jugo
que corra a encontrarla porque ahora sí, ha descubierto el escondite prefecto.
Que en el fondo de mis ojos contemple el vacío del deseo: la pérdida: la muerte.... Tienes miedo de dejarlos a todos, de no ser como ellos son, lo que te piden ser.
Tengo miedo de tu miedo


El plata fatiga... tanto y tanto se miran...
por la noches, na más por las noches, plata fría, y que regreses de nuevo a la experiencia de la carne, y te identificas.
La fatiga de un grupo acusador.
La fatiga de una mala broma... siempre a destiempo
de la voz detrás de la imagen
el puñal y la daga
Luego, esos ojos fuertes que en el fondo de los míos... el dedo acusador, pasará a mi lado, cerca, muy cerca, en susto... toda la humedad que debajo de su pantalón...
Yo diría algo como: sólo hay vacío en sus cabezas...
Y diría algo en la noche de fatiga.


Luego.
Para confundirme de nuevo en la humedad peruana
Volver al frío... Observando.
No, tampoco fuiste tú.
Nada que perdonarnos.
Ninguna enseñanza que agradecerte: poco de lo nuevo me dices tú. Nada.
Habría un día que seríamos espejos. Inocencias.
Sonrientes.





... Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer...
Porfirio Barba Jacob.

lunes, 19 de mayo de 2008

La Poisonerie... Cotinuamos

Clack Clak. Zap zap zap zap zap. Clack. Zap zap.
Clack. Zap zap. Clack
Uno di quell giorni miei che adesso tu non sa
Domani, un altro giorno, si vedrà

El caos tiene siempre la belleza del momento y la fugacidad de tus párpados al cerrarse.
De eso se trataba, querido amigo, Gerardo: del caos.
Si la mente es archivo, nosotros un archivero, habría de aceptar que la mente a veces, viaja más rápido que nuestras manos sobre el teclado, que las palabras al salir de la boca... por eso, quizá, muchas de ellas se nos quedan de inquilinas: el tiempo de decirlas pasó.
No me estoy defendiendo, tampoco me estoy aclarando; pero debo aceptar que al leer tu comentario quedé completamente de acuerdo: el texto es confuso.
Y es honesto también... así viaja mi mente, mis recuerdos, esta noche en La Poisonerie en Lima; así es, y la mente tampoco tenía objetivo alguno ni conclusión que dar: su placer fue el viaje, es el viaje por los materiales y las imágenes que ha guardado alrededor del flamenco, de España y de un par de abuelos que muy temprano me enseñaron a entenderla, valorarla, escuchar.
Un abuelo que la declama y una hija de ese abuelo que la canta cuando el vino vuela en copas por encima de a mesa de doce personas en un departamento en Tecamachalco en la Ciudad de México.
Una abuela paterna, María, que devora libros tratando de saber quiénes somos y por qué somos así. Un español, lenguaje, que no quiere gastarse sino redescubrirse, una idea que no sólo podemos ser indios; al final, perdimos el lenguaje y cuando éste se pierde, termina el rito y la cosmovisión... y perdimos los puntos cardinales.
Esas y otras cosas era, es, es la mente en La Poisonerie... el mar, vasto, huído, de la ciudad de Lima.
El horizonte indefinible porque se confunde, deja de existir cuando la niebla: y mar y cielo son grises y fugados.
Es uno y tres viajes al mismo tiempo, un suéter sobre el otro, un Guillermo que se llama como mi hermano, un amigo, José Luis, que algunas tardes hace las veces de mi hermano. Una madre que se llama Susana como el alma gemela que conocí muy pronto en esta vida... apenas teníamos quince años.
Y un abuelo presa de la belleza... Bello -decia el abuelo citando a San Agustín- es todo aquello que deseamos tener y que a la vista atrapa....
Todo es a la vez.
Clack. Zap. Clack clack clack clack. Zap. Zap.
Porque también aprendí que el cante hondo sale del alma que no del corazón y tiene el ritmo de Cosmos.
Y una noche en la calle de Huichapan allá en la Ciudad de México, me regalron la visión del Cosmos, cuando sobre la azotea, donde doy terapia, me vi en este lado que somos y otro más arriba y otro y otro, hasta que llegué a ese que llamé siete, donde todos estábamos de fiesta sin juicio ni prejuicio por simple gusto de estar.
Y eso era, querido negrito, la noche en La Poisonerie en Lima, eso sigue siendo.
Mientras esa cancioncita en italiano me sonaba en la cabeza.
Me faltó poner el final:
Un giorno dei fantasmi, d`ilussioni che non ha
Domani, un altro giorno, si vedrá...

viernes, 16 de mayo de 2008

La Poisonerie

E uno di quell giorni miei che non hai conosciuto mai… amo a me, mi amo a me…

Es temprano, lo dice el frío de la mañana y la gata que se resiste a dejar la cama, lo dice esta página en la que escribo. Es temprano. Aún así, me estoy releyendo, algo en mí, precisa un detenimiento, la recopilación.
Todo lo que lees, son fotografías. Retratos, borrosos a veces, poco felices en otras, a veces luminosos y sentidos, de las cosas que miro, de lo que vengo sintiendo… mi vida en Lima.
Hoy me apetece un collage, querido Ricardo, y quién mejor que tú para comprenderlo.
Tu mente siendo y observando a la vez, muchos escenarios, situaciones, personajes.
E uno di quell gorini miei.
Porque al final, la mente es un irrepetible y amplio baúl con recuerdos e imágenes capaz de relacionarlos a millones de bits por segundo, todo depende entonces de la rapidez del archivista; y los hombres como tú, son rápidos como el clic del apagador y la aparición de las luces en la araña de la sala.
Estamos en Sevilla y corren los ochentas, o estamos en un bar sevillano en Madrid… Vigen de Guadalupe, la más morena, la más moree e e e e na. Y estamos en la Poisonerie en Lima porque es la semana española y ha venido el chef del Ritz en Madrid; y estamos en Sevilla con Alejandra y en Madrid con tus bisabuelos y en Lima con José Luis y su madre, y escuchamos cante hondo, En Madrid Virgen de Guadalupe, en Sevilla alguna mora declama la muerte de Antoñito el Camborio… Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir…. Y acá nos cantan una fiesta de las Canarias… que te pongas la mantilla blanca, que te pongas la mantilla azul, que te pongas la recolorada…
Y en el corazón estamos sentados todos, vivos y muertos, lejanos y presentes… Susana y yo estamos cantando también y tengo muchas ganas de levantarme a zapatear para la gracia de tu bisabuelo y pa la gracia de mis emociones que quieren expresarse no sólo por medio de la escritura, quieren algo de acción, que zapateemos un taillo y que te vengas corriendo a escuchar, mientras comemos un gazpacho a la fresa y sandía con tártara de atunes, bien alegrado con martini rosado que lleva un, apenas toque, de Campari.
Nos hemos vestido para la ocasión. Llevo viajando algunas semanas ya, y lejos de México: Alejandra; cansada de hostales de baño compartido, a veces, muy pocas, como en Roma que gozamos de un lavabo y un retrete dentro de la habitación; me ha pedido que pida habitación con baño dentro, que vistamos de gente decente, estrenemos algunas de las ropas que hemos comprado y salgamos delgados y con las piernas duras de tanta caminata a ser vistos, y nos regalemos con una buena cena y un espectáculo bien sevillano, y vamos caminando el barrio de Triana… O cuando en Madrid cenamos en Botín y ahí, a la vueltecita, hay show sevillano y tu bisabuelo tiene ganas de escuchar y ver algo de tablao, mesa de pista y espumante en la mesa y chamarra de napa, que recién recogimos de la calle Serrano porque la han cortado nuestra medida, bufanda de Ricci, zapato italiano… Nos vestimos de negro Susana, la mamá de José Luis, y yo. Quizá el Jose se haya arrepentido de haber vestido los jeans con firma, cuando el capitán de meseros que se llama como tu tío y tiene la misma sangre ligera que tu tío, nos guía a la mesa y llama al representante del Ritz quien nos hace regalos y nos va explicando los platos, enfadosamente, como si tuviéramos doce años o como si de plano nunca hubiéramos degustado a España o sus delicias, y empieza con la receta del clásico gazpacho y ahí sí que lo detengo porque quién no ha visto Mujeres al Borde de un Ataque... y su célebre receta de gazpacho que lleva además del pepino, tomate, pimiento…. Todo en la incofundible y cachonda voz de Carmen Maura… pan, ajos, cebollas y apio, las dos cajas de nembutales…
Me apetece otro berbaje rosado; mientras, llegan a la mesa los platos con embutidos y manchegos de diez años de añejamiento, un lechón con chifle de camote y salsa de maracuyá, un róbalo sobre pisto manchego, vieiras caramelizadas sobre cama de carpaccio de pulpo bañado con vinagreta de wasabe…
E uno di quell giorni miei…
Todo lo que en esta página lees son retratos de un momentito, un espacio que observo mientras como o camino por Lima.
En la calle de Huichapan en el restaurante que mi tocayo administraba, preparaban el gazpacho con todos los ingredientes picados y a la vista, no licuados como la Maura…. A Maricri le gusta el gazpacho y no recuerdo habérselo cocinado.
En la calle de Huichapan tenía un espacio donde daba terapias en la azotea del edifico, entre macetas de flores y la colección de cactus: viejitos y biznagas, órganos y agaves; ahí tuve la visión de una fiesta, tú ve la visión de mi fiesta que sucedía en lo alto, muy alto… me veo a la vez en varios espacios, en el que estamos y uno que es más arriba y otro que es más arriba y otro y otro, y en el último, lo llamé siete y no me preguntes por qué, estamos todos a risas: los vivos y los muertos, comprendiendo todo, sabios, que todo abajo había sido un juego, que todos habíamos ganado; y estabas tú y tus abuelos y los amigos que ya no miro y con los que pelee y con los que nunca he peleado, porque todos éramos en uno y la unidad al mismo tiempo y el gozo, Miko, nunca sentí más gozo…
Qué delicioso el espumante y la sonrisa de tu bisabuelo que nos observa con los ojos bien abiertos porque el zapateo suena en el oído y retumba en el alma.
Me levantaré a zapatar… ¿me levantaré a zapatear?
Ay… a a a a ay¡¡¡ Ay¡
E uno di quell giorni miei… amo a te, amo a te…
No me han faltado imágenes, querido Ricardo, es que el chocolate de los postres…. Carmen y Gumersindo se despiden, Susana y Jose me permiten levantarme, fumo un cigarrillo en la terraza del la Poisonerie. Guillermo, el capitán gerente, sonríe y me recuerda a tu tío. Me siento a solas en una mesa, sopla el viento, huele a mar, demasiado, me embriago de rosa en brebaje y humores, y pienso, sé, lo que voy a escribirte.


La Poisonerie
Mirafores Park Hotel
Miraflores
Lima

México

Te escribo en peruano, extranjero en mi propia lengua.



México…. Estoy dejando de creer en ti.
En cuál de las jergas que escucho expresaré la existencia.
México, alguna vez soñaste que eras como una Europa nueva y tropical
y descubriste que aquellos principios y pensamientos no te eran naturales
y los dejaste ir a la vez que el sueño.
Luego te soñaron en un idilio indígena de gloria perdida, campesino limpio de corazón y de cuerpo
y abrazaste el sueño y te dejaste llevar hasta que despertaste en un campo vacío y seco.
Y te soñaron de primer mundo, bien al norte que te miraron y conociste la miseria.
México, siempre traído y llevado, soñado, silencioso.
Y cerraste los ojos ¿Desde cuándo cerraste los ojos? ¿En qué momento optaste por sedarte?
Hoy, frente a la caja idiota, permites que otros más ciegos y corruptos que tú te digan lo que estaba pasando, lo que pasa… ¿Lo que es la verdad?
¿En qué momento empezaste a creer que el petróleo es la solución cuando nos quedan 5, 15 años de reservas?
¿En qué momento permitiste que dar una opinión te signifique pertenecer a uno u otro partido?
Te dividieron, México, y ni siquiera lo viste.
Y ahora opinar, significa que eres amarillo o azul, porque no hay más colores, ni voces, porque le diste la voz, la tuya, a esos colores, que sólo se pelan por poder, porque sólo de eso saben.
México, por qué no has sido capaz de mirarte dentro y aceptar que eres crisol de todos colores, sombra y luz, muerte que se ríe en carcajadas, vida, indio y mestizo y pobre y enfermo y europeo y gringo y racista y clasista y hermoso.
¿Es que no miras que a pesar de luchas encarnizadas, ellos, los amarillos y los azules, cuando se trata de repartirse el poder del IFE, de los presupuestos, del dinero, siempre están de acuerdo? ¿Que pasaron por encima de nuestra constitución y ahora nadie que no tenga partido puede ser candidato a la presidencia de la República? ¿Que todo lo que vemos en la caja idiota o lo que dice el que se viste de púrpura y de todo opina, no es más que un circo para que sientas que ellos sí están trabajando, que ellos sí saben lo que somos y queremos?
Dónde está tu voz, México.
A quién se la regalaste
Estoy dejando de creer en ti… y en qué idioma habré de purgar mi existencia

lunes, 5 de mayo de 2008

Tanta, Lima, Perú. Café del Emir, Ciudad de México

Ella, mi niña pequeña, Jimena poetisa; pedirá café. Tal vez el primer capuchino de su vida, apenas pintado por aquello de su edad, la cafeína… y cruzará las piernas que llegan ya hasta el piso, y me hará preguntas desde el fondo de sus ojos castaños y ojerosos, herencia de todas sus abuelas, bisabuelas, madre…
Que desea saber de Lima… cuando contesto mar, su mente corre al caribe mexicano, Cancún, que la mira nacer y la abriga sus primeros cuatro años. No, mi amor -le digo- Lima es el pacífico y la playa tiene acantilados, la niebla y el frío…-¿Qué es un acantilado, tío?
-La liberación y el imposible: a veces no se puede más.

Cuánto se agrede al fumador los domingos a medio día en Lima cuando el salón de fumadores se llena de bebes y nadie puede echar humo pues estamos en la dictadura infantil y los mitos de la salud… Y yo no estoy liberado, ¡qué va! Si me encanta el humo jugando con mis manos, subiendo mi rostro… sonrojas el blanco de esta mirada.

¿Qué miras?
¿Qué me estaría mirando esta pequeña… que es contemplada desde el milagro mismo?
Porque hace muchos, muchos años, en un lugar del que no recordamos el nombre, vivían todos los hombres que eran estrellas y que tenían su brillo propio y toda la magia de los 100, 000 polvos. Y las armonías del pez y los perfumes de los mares; y la audacia del felino y las porosidades de las arenas; hombres que son como la madre hipopótamo y el hijo cóndor, hombres que son mitad osos o mitad lobos, y salamandras y ballenas y serpientes… Porque hace muchos, muchos años, las estrellas se mezclaban formando lluvias y juegos de artificio por todo el cosmos, juguetonas estrellas pasajeras, incansables… jugando carritos chocones, haciendo chispas y mundos y galaxias, aguas y hielos, anillos para un saturno que solitario las miraba.
Y algún día se cansaron, ¿sabes? Y se echaron a dormir. Y soñaron que al despertar lo habrían nombrado todo para la gloria misma del Padre-Madre-Todo Lo Que Es.
Y ahora te miro, pequeña Jimena, y soy capaz de contemplar la puntita de la estrella que eres, la puntita de una estrella con millones de puntas y llena de luz, que desde la curiosidad de tus ocho años y detrás de una primera taza de café, me preguntas, me miras… Y te traigo conmigo al acantilado para que imaginemos puentes y los construyamos con nuestras magias y juguemos de nuevo a la galaxia y recordemos y seamos Esos de nuevo…
Llegan a mi mesa los platos con causitas.
José Luis está al llegar también.
Los bebes siguen gritando, pero ya ves, nos dieron chance de la charla.
A mi regreso, verás la de cafés que habremos de tomarnos….
Besos


Tanta
Vasco Núnez de Balboa
Miralfores, Lima

Café del Emir
Malecón de Prado Norte
Las Lomas
México, Ciudad.

miércoles, 30 de abril de 2008

Marie Callenders

Te fuiste para conocer el mar
Yo me quedé sin conocer tu cuerpo.

Deseaba detenerle, cerrar en humedad su boca, descansar la cabeza sobre su vientre grande desde cualquier piso 20 o 30 de la Ciudad, mirando desde ahí las azoteas de casas y edificios y más abajo a los hombres que somos como hormiguitas.... nosotros, que podemos ir del brazo a la entrada del parque del reloj pues estamos y somos en Insurgentes... Perder, los dos, la mirada en cualquiera callecita que termine en una esquina casi eterna. Esquina nombrada en español pero de traza definitivamente azteca, desde antes.
Así le quería yo, con manto de sangre y pecho de aguas, con la serenidad que llega luego del primer orgasmo de la noche.
Pero el mar hizo su llamado y al mar nadie le contradice.
Luego regresé por aire a la Ciudad y comimos juntos frente al parque del reloj. La mano se me resbala entre tenedores, la boca en las sales, la cerveza en sus ojos.
Tiene una entrevista. Escribe, ¿sabes?, y quedamos de hacerlo el fin de semana, el viernes, sí, allá, donde tu casa, entre tus piernas, dentro...
El mar hizo su llamado.


Marie Callenders
Insurgentes Sur 1168
Colonia Del Valle
Ciudad de México

lunes, 28 de abril de 2008

Dalmacia

Lima, Perú.

Marzo del 2008.





Vengo a comer acá, sábado de Gloria, que no glorioso pues de eso nos vamos olvidando... mitos gastados que van cumpliendo 2000 años que poco nos dicen y en vez, corremos a las playas para celebrar la belleza del cuerpo y los olores del sol...

Vengo a comer no pa extrañar sino a recordarnos. No he ordenado aceite de oliva para el pan... ordené pisco sour pues soy bicho de costumbres, y un tiradito picante pa que sea el ají quien te traiga de regreso.

Junto a mi mesa un grupo de chilenos que hablan de lo maravillosa que es la comida en los Estados Unidos.. hasta los Mc Donald's.

Dos gardenias para ti... Es Ibrahim Ferrer. Hasta la música nos festeja esta carta de recuerdos. Quizá allá puedas escuchar lo mismo y ponerte a tono para empezar a saborear el picante ácido y el pescado bien fresco de éste tiradito limeño.



¿Quién eres?

El Ser es incomprensión, la página blanca, niebla engañando la vista. Blanco, más nada. El Ser es una y otra y otra experiencia. Indiferente a la diferencia. Una expresión.

¿Desde dónde? Esa debería ser la pregunta. Desde dónde te expresas cuando comprendes que no hay expresión equivocada por más que te haya dicho la maestra de primaria y el maestro de juegos que tocarse hace mal y que la lluvia enferma más que refrescar, o que aquel animal que guardas en tu casa pa que no lo mire tu madre te puede.... o que ese cuerpo que tanto te mueve... y las cosquillas... ¿Desde dónde te expresas cuando ni partidos ni religiones ni líderes ni sacerdotes...? ¿Nadie es cierto? Nadie es cierto.

La Forma es la expresión preferida de los hombres por ahora.

Mira sus cuerpos. Mira la tv, escucha el radio. Escucha sus comentarios y la vulgaridad de los mismos. ¿Qué pasará cuando descubran que el cuerpo es el lugar común, que siempre habrá pezones por par y nalgas, piernas...? ¿Que Dios es incapaz de crear el infierno?

Empezamos a escribirles a esos cuerpos historias, a imaginarnos que no son tan básicos, que alguna vez rescataron a alguna princesa, que tienen talentos insospechados... inventamos.

Es que es difícil mirarnos más abajo de la Forma, el grupo no te lo permitirá tan fácil y te seguirá diciendo todo lo malo que es comer y fumar y beber y los concretos y celulares y cualquier cosa que no sea pensar como ellos... Ya no te digo más, es cansada la colección de miedos que nos pretenden inyectar.

Desde dónde te miras... desde dónde nos estamos mirando.

Silencio.

De repente el silencio.

Será que viene a visitarnos la sombra de los psicoanalistas o algún ángel que pasó distraído.

Tú nunca pides postre acá, hermano. Yo me decido por el mini brownie. Te pediría hierba luisa pero temo que se enfríe y las infusiones ahora que.... De alto cerro voy para...

Y estás en México, y

el expresso me llama, y

la Dalmacia que nos recuerda...



Dalmacia

Antigua Bodega D

Calle San Fernando 401

Miraflores, Lima

jueves, 24 de abril de 2008

Carta a Adriana

Por aquel tiempo
dijo Jesús a sus discípulos...
Tomen y beban de mí.
Qué belleza de palabras y qué profundidad.
Me entrego y soy uno en ustedes
Quizás por eso los gnósticos hablaron de la sangre crística e indirectamente empezaban a crear un mito que nos sigue llamando
que deseamos encontrar
que queremos ser ricos
en todos los sentidos de la riqueza.
Por aquel tiempo los gnósticos crearon al Grial
El humano Crísitico
El que en Su nombre vendrá a hacer más y mejores milagros
El que anda en el aquí y ahora
y nombra por vez primera la Creación de Su Padre, que es el nuestro.
Hace muchos años... jajajaja, no tengo tantos, pero en aquel tiempo tenía quince, leía un poema de Sandro Cohen: Cuántas veces cerré los ojos, a propósio, para poder decir: qué noche más oscura.
No es más el poema de la Mistral: Padre Nuestro que estás en los cielos por qué te has olvidado de mí.
No son los Heraldos Negros cuando Dios juega a los dados... somos los de los ojos cerrados, los que no queremos ver, los que tememos y andamos creyendo lo que otro hombre más antiguo y más temeroso nos dijo, los que le dimos el título de doctores a unos estudiosos conversos y tardíos, y llamamos a un emperador papa y permitimos que cercenara los escritos, somos nosotros los que salimos a las calles a gritarle a un hombre anciano y demasiado enfermo que nos bendiga, corriendo para tocarlo y que el milagro se nos haga, por fín, en nombre de todos los nombres. Somos nostros que cerramos los ojos para esperar que Norberto o Bush los abran y nos digan lo que vieron en su drogado-viaje-poder... y cerramos los ojos, mejor, a ver si así, nos vamos equivocando menos, vamos viendo menos y podemos culparle al Padre el olvido.
Tengo quince años y lo quiero entender todo.
Lo quiero nombrar todo
me molestan los nombres que le han dado a las cosas
me molesta el miedo: vivo aterrado.
y a pesar del poema, cierro los ojos... el miedo es el más antiguo de los males.
Y como buen mexicano leo y reescribo el poema de la Mistral.... hasta Jalapa voy para seguir sus pasos y ver la Hacienda del Lencero donde se hospeda. Leo su poema del Lencero.
Qué fácil hubiera sido todo y que todo siguiera siendo así.... pero hubo otras voces: Una Carmen de sonrisa rápida y un Gumersindo de mente ágil, maestras con ojos de tepalcate, azules, pedazos de cielo; y matronas bastas para acunar a más de veinte hijos; maestros idos y sin carne, amigos..
Qué fácil hubiera sido.
Comencé con los velos del miedo, corriendo cortinas milenarias, la luz es un fenómeno de deslumbramiento, y la duda...
Difícil encontrar quien desee los ojos abiertos.
Por allá, me dijeron, allende el Ecuador.
Y abrí un poco más mis ojos, sólo para econtrarme, perder el miedo, mirar, mirar, mirar....
Y empecé a nombrarme y a nombrarlo todo.
Me descubro lobo y hiena y pena y hiel, me descubro cuento y gato, lagarto, especia canela, amor y encuentro, verbo y voz.
Y empiezo a nombrarte
Y te nombras... y desde la calidez de una mujer sensible, que no mi madre, me escribes.

Dejo correr mi emoción, lejos... siento el deseo de honrarte.

Mantra de la semana

Que soy lobo, sí, mas no lobo cualquiera
soy lobo con pedigree.

martes, 22 de abril de 2008

Lima

Lima
Lima
Lima
Se me esconde
se me va justo frente a los ojos
y me engaña
El invierno llegó en azotón
se anunciaba desde la semana pasada cuando a las tardes
el viento que venía del mar enfriaba la Posada y a veces, un tanto los huesos
Pero hoy se apoderó de la mañana
Salí a caminar para comprobar si seguí la ciudad ahí, donde me dijeron
si seguía siendo el mar
y el acantilado
y larcomar y los turistas
tan nublada y blanca que amaneció mi ciudad
el segundo encuentro
el espacio de muchos de mis sueños...
blanca y nublada mi Lima
tanto que ni me puse los lentes
no tenía caso.

Y los limeños empiezan a regresar a ser quienes realmente son... termina el carnaval de tres meses que llamamos verano...
y las calles lucen vacías
y no caminan tanto y tantos como hace unos días, semanas
y regresa el claustro
la intimidad
esos que meditan la vida mirándola pasar
por la ventana
creyendo, como yo, que todo se ha ido
y se contentan
y se contemplan.

Lima
Lima
Lima
que no estoy soñando... dime pues...
y que todo es cierto
que el frío es verdad
y este gato que brinca entre mis piernas
que por la tarde reaparecerá el ábol de mi ventana
y la calle
y esos vaqueros que más arriba de la discreción me miran...
me acuno en tu algodón de niebla
duermo.

sábado, 19 de abril de 2008

Una carta a Cuernavaca

Mi estancia mexicana ha sido el redescubrimiento de mis padres
o los nuevos padres
o el nuevo Germán, que no termino de definirlo
de repente todo el tiempo se me fue en reconocerlos
en saber que allá estaban en la habitación contigua
en la espera que den las nueve de la noche porque es la hora de la cena
y los tuppers con el recalentado del medio día y los quesos que me gustan
las tostadas y los panes
chocolate y dulces
se forman en la mesa y nos acompañan a la charla...
a veces son los protagonistas
que sin hablar
nos llevan a sabores conocidos de otras latitudes, continentes
y regresamos a España o Alemania, Perú o Thailandia, que no importa...
a veces la cena es silenciosa
otras, el Peje nos enseña de la voracidad
a veces Calderón que nos trata de llevar con sus intransigencias....
a veces sólo miramos del poder: quién lo toma; y quién y cómo lo regala...
Pero eso fue México esta vez.
Mis padres.
No hubo más
Pude encontrarme alguna tarde con uno u otro amigo
comí con mis hermanos, aunque poco.
Bien que en los primeros días descubrí que a eso había ido, a recuperar a mis padres
reconocerme y reconocerlos
enseñarles el otro Germán que me voy convirtiendo...
Cosas de la alquimia, les escribí a mis padres...cosas de la alquimia.
No regresé a mi infancia no a la adolescencia... Regresamos a un otro que percibíamos que estaba pero que nunca se había podido expresar.
Regresamos al tiempo que los hombres eran dioses.
A la cosmogonía que nos inventamos y que críptica contempla nuestra evolución.

Ya luego Lima dijo que volviera y no te vi, amada mía.

Adriana, mi madre, dijo que no iba al aeropuerto, que se despedía de mí, igual que cuando salgo por las mañanas de su casa a ver la visa al consulado del Perú o a la comida con Vivian, la señora, amiga de vidas y vidas.
Y así nos despedimos, mientras mi padre me bendice.
Así regresé Lima, a tu humedad y tu verano que se prolonga
amable
bien rico tu verano.

Pero ahora anunciamos otoños, querida mía, y Lima empieza a nublarse por las tardes
y soy más meditativo, como este tiempo
Entonces
estás y eres más presente que nunca
y que siento escribirte
una carta que te debo de siempre
que desde siempre te escribo
que desde siempre estamos
y recuerdo cuánto te quiero
cuánto me eres
cuánto somos....

sábado, 12 de abril de 2008

Abril 12 del 2007


Hoy, primer día, la red me da la bienvenida.... Empezamos.