sábado, 24 de mayo de 2008

Hay días que somos...

Habrá días que seremos espejos, tan espejos....

Que en el fondo de mis ojos se contemplen sus miedos
las aventuras
envidia, y azares.
Y que el plata frío regrese a la experiencia de la carne
Por más sufriente que sientas la experiencia de la carne...
Savia pera escurre por mis manos
Desde una habitación contigua... la azul... la gata llora reclamando su onza de jugo
que corra a encontrarla porque ahora sí, ha descubierto el escondite prefecto.
Que en el fondo de mis ojos contemple el vacío del deseo: la pérdida: la muerte.... Tienes miedo de dejarlos a todos, de no ser como ellos son, lo que te piden ser.
Tengo miedo de tu miedo


El plata fatiga... tanto y tanto se miran...
por la noches, na más por las noches, plata fría, y que regreses de nuevo a la experiencia de la carne, y te identificas.
La fatiga de un grupo acusador.
La fatiga de una mala broma... siempre a destiempo
de la voz detrás de la imagen
el puñal y la daga
Luego, esos ojos fuertes que en el fondo de los míos... el dedo acusador, pasará a mi lado, cerca, muy cerca, en susto... toda la humedad que debajo de su pantalón...
Yo diría algo como: sólo hay vacío en sus cabezas...
Y diría algo en la noche de fatiga.


Luego.
Para confundirme de nuevo en la humedad peruana
Volver al frío... Observando.
No, tampoco fuiste tú.
Nada que perdonarnos.
Ninguna enseñanza que agradecerte: poco de lo nuevo me dices tú. Nada.
Habría un día que seríamos espejos. Inocencias.
Sonrientes.





... Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer...
Porfirio Barba Jacob.

1 comentario:

Salvador De Maria y Campos dijo...

"...hay días que somos tan lúbricos.. pero tan lúbricos... que la piel de un durazno nos hace estremecer..."