sábado, 12 de marzo de 2011

Cartas para una niña...

Gatito gatito color de café…
Tengo gatos de papel y de piedra, otros en portadas de cuadernos, muchos de ellos son de trapo, algunos de madera o cerámica o… No se si llegues a venir por ellos. Tal vez antes de casarte o quizás luego…. Muy luego, cuando estés preparada para despedirte.
Antes tuve caballos.
Ah… mis caballos de bronce y acuarela… Jimena es la que guarda los caballos.
Ella sabe por qué, ella es….
Jimena como yo, gusta de los tarots y las brujas.
Había un caballo griego, el de los soñadores y había un caballo soñado apenas sugerido en la silueta de un dibujo que me encontré en una librería de viejo en el centro de Lima. Fue de las pocas cosas que traje de Lima, ya sabes, las reglas de los aviones, los pagos por excesos de equipaje… Los tres años que viví allá, se quedaron esparcidos en las casas de algunos amigos, otros en la misma Posada donde viví… aún así, a ese caballo lo traje abrazado las seis horas que dura el vuelo, cerca de mi corazón, esperando, muy en el fondo de mí, que le salieran alas, levantara vuelo y me llevara al Inicio para encontrarme con el Dios que es mi maestro.
Cuando sea el momento habla con la Jimena y pregúntale del caballo, espero que siga sobre el papel, esperando… si no lo encuentras, si se difuminó, ya sabes qué habrá pasado con él:  Vino por mí y nos fuimos juntos.
El caballo de los soñadores, el griego, tiene una manera diferente, otro tipo de energía. El se encarga de dar paseos en la noche alrededor de la cama de Jimena, cuida de su sueño y más importante, lleva el sueño al otro lado del velo, conecta a mi niña Jimena con esas dimensiones y espacios que nos es difícil sentir en la alerta de la carne, sin embargo, cuando dormimos…

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