jueves, 24 de abril de 2008

Carta a Adriana

Por aquel tiempo
dijo Jesús a sus discípulos...
Tomen y beban de mí.
Qué belleza de palabras y qué profundidad.
Me entrego y soy uno en ustedes
Quizás por eso los gnósticos hablaron de la sangre crística e indirectamente empezaban a crear un mito que nos sigue llamando
que deseamos encontrar
que queremos ser ricos
en todos los sentidos de la riqueza.
Por aquel tiempo los gnósticos crearon al Grial
El humano Crísitico
El que en Su nombre vendrá a hacer más y mejores milagros
El que anda en el aquí y ahora
y nombra por vez primera la Creación de Su Padre, que es el nuestro.
Hace muchos años... jajajaja, no tengo tantos, pero en aquel tiempo tenía quince, leía un poema de Sandro Cohen: Cuántas veces cerré los ojos, a propósio, para poder decir: qué noche más oscura.
No es más el poema de la Mistral: Padre Nuestro que estás en los cielos por qué te has olvidado de mí.
No son los Heraldos Negros cuando Dios juega a los dados... somos los de los ojos cerrados, los que no queremos ver, los que tememos y andamos creyendo lo que otro hombre más antiguo y más temeroso nos dijo, los que le dimos el título de doctores a unos estudiosos conversos y tardíos, y llamamos a un emperador papa y permitimos que cercenara los escritos, somos nosotros los que salimos a las calles a gritarle a un hombre anciano y demasiado enfermo que nos bendiga, corriendo para tocarlo y que el milagro se nos haga, por fín, en nombre de todos los nombres. Somos nostros que cerramos los ojos para esperar que Norberto o Bush los abran y nos digan lo que vieron en su drogado-viaje-poder... y cerramos los ojos, mejor, a ver si así, nos vamos equivocando menos, vamos viendo menos y podemos culparle al Padre el olvido.
Tengo quince años y lo quiero entender todo.
Lo quiero nombrar todo
me molestan los nombres que le han dado a las cosas
me molesta el miedo: vivo aterrado.
y a pesar del poema, cierro los ojos... el miedo es el más antiguo de los males.
Y como buen mexicano leo y reescribo el poema de la Mistral.... hasta Jalapa voy para seguir sus pasos y ver la Hacienda del Lencero donde se hospeda. Leo su poema del Lencero.
Qué fácil hubiera sido todo y que todo siguiera siendo así.... pero hubo otras voces: Una Carmen de sonrisa rápida y un Gumersindo de mente ágil, maestras con ojos de tepalcate, azules, pedazos de cielo; y matronas bastas para acunar a más de veinte hijos; maestros idos y sin carne, amigos..
Qué fácil hubiera sido.
Comencé con los velos del miedo, corriendo cortinas milenarias, la luz es un fenómeno de deslumbramiento, y la duda...
Difícil encontrar quien desee los ojos abiertos.
Por allá, me dijeron, allende el Ecuador.
Y abrí un poco más mis ojos, sólo para econtrarme, perder el miedo, mirar, mirar, mirar....
Y empecé a nombrarme y a nombrarlo todo.
Me descubro lobo y hiena y pena y hiel, me descubro cuento y gato, lagarto, especia canela, amor y encuentro, verbo y voz.
Y empiezo a nombrarte
Y te nombras... y desde la calidez de una mujer sensible, que no mi madre, me escribes.

Dejo correr mi emoción, lejos... siento el deseo de honrarte.

Mantra de la semana

Que soy lobo, sí, mas no lobo cualquiera
soy lobo con pedigree.

martes, 22 de abril de 2008

Lima

Lima
Lima
Lima
Se me esconde
se me va justo frente a los ojos
y me engaña
El invierno llegó en azotón
se anunciaba desde la semana pasada cuando a las tardes
el viento que venía del mar enfriaba la Posada y a veces, un tanto los huesos
Pero hoy se apoderó de la mañana
Salí a caminar para comprobar si seguí la ciudad ahí, donde me dijeron
si seguía siendo el mar
y el acantilado
y larcomar y los turistas
tan nublada y blanca que amaneció mi ciudad
el segundo encuentro
el espacio de muchos de mis sueños...
blanca y nublada mi Lima
tanto que ni me puse los lentes
no tenía caso.

Y los limeños empiezan a regresar a ser quienes realmente son... termina el carnaval de tres meses que llamamos verano...
y las calles lucen vacías
y no caminan tanto y tantos como hace unos días, semanas
y regresa el claustro
la intimidad
esos que meditan la vida mirándola pasar
por la ventana
creyendo, como yo, que todo se ha ido
y se contentan
y se contemplan.

Lima
Lima
Lima
que no estoy soñando... dime pues...
y que todo es cierto
que el frío es verdad
y este gato que brinca entre mis piernas
que por la tarde reaparecerá el ábol de mi ventana
y la calle
y esos vaqueros que más arriba de la discreción me miran...
me acuno en tu algodón de niebla
duermo.