lunes, 20 de abril de 2009

YO NO ME DOY POR VENCIDO...

¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Hasta dónde?
Si la niebla es momento, nube blanca que pasa sin quedarse, sin ser lluvia, anuncio del frío que promete invierno, ausencia de sol.
Tres meses de ausencia, querido Sol, padre mío.
Y sé también que regresarás poderoso y alto allende los andes para recostarte a diario mientras mis ojos miren a las seis de la tarde la costa... que dorarás mis piernas y que largo habrá de ser el verano.
Y no me doy por vencido reza el cartel que mi amigo pone sobre las paredes de su soledad, de la tienda de discos en larcomar, en dos que tres postes de Barranco.
...sólo los hombres hacemos estas cosas, eternizamos las estaciones, permanecemos en los inviernos o los veranos y no vemos más allá, y no, no nos damos por vencidos, hacemos rituales atraemos al sol que cansado....
Permanecemos
Nunca nos damos por vencidos y nos creemos dioses capaces de eternizar esta o la otra estación, esta o la otra emoción.
En cocktel de soberbia regresamos a lo mismo: que me quiera... ¿cómo chingaos no?
¡que me quiera!
Y no, nunca nos damos por vencidos....
Yo quería decirle esto a mi amigo, que no es posible, que ella no lo quiere, que vaya más allá, que sienta la llegada del invierno, que le bendiga... y
y...
No, él no se da por vencido.