jueves, 9 de octubre de 2008

Me, Myself and Mark


25 de Octubre

Ella, La Madre, empieza siendo un cuadrado. El cuadro es la Madre primera, una respuesta a la necesidad humana de la estabilidad… cuando la Madre se transforma es cuando el hombre se pregunta dónde estamos, así, la Madre traza un segundo cuadrado creando una especie de estrella: entonces nacen los puntos cardinales.

Así éramos nosotros. Un cuadrado donde no se distinguían fronteras ni maneras individuales, los cuatro ángulos eran necesarios tanto como las cuatro líneas que los formaban. Nadie se preguntaba más. Éramos a fuerza de sostener la existencia y únicamente entre los cuatro podíamos hacerlo…. Pero llegaron los tiempos de las preguntas…. Y sin saberlo, trazamos un cuadrado nuevo y a la Madre la convertimos en estrella. Y emigramos… al sur y al norte, al este de nosotros mismos y al oeste también, donde empezaron nuestros enterramientos.

Ahora volveremos a vernos
No somos más una naranja o un simple cuadro.
Los cuatro gajos se separaron y han ido adquiriendo… han tenido que adquirir… un universo propio que se explica desde sí; cada uno ha elegido su ubicación, cada uno ha tenido que contestarse más allá del cuadro primero. Nos hemos enterrado y desenterrado, hemos muerto mil vidas y revivido mil una. Nos hemos convertido en expertos de infiernos y muchas veces, libramos batallas campales contra los molinos de viento.
Volvemos a encontrarnos
Es la boda de mi hermano.
Caminaremos el sendero que asemeje la llegada al altar… no creemos en sacerdotes ninguno de los cuatro… llevaremos anillos y azahares, ramo y liga para la nueva habitante de la familia.
Seguramente nos juntaremos pa ver si seguimos embonando
La naranja se encontrará de nuevo y por unos instantes será completa; luego, cada uno mostrará sus bellezas, y habremos de volver a nuestras propias identidades, y nos preguntaremos: ¿quién soy? ¿en dónde estoy? ¿de dónde vengo?


Cita en Tecamachalco
Octubre 25 del presente.

La Nueva Casa de Sara. (detalle)


Llorando en Antigua


Lima, Costa Rica, Guatemala, La Habana y Anexas

A veces, uno se deja llevar por la inercia de un momento, de una cadena de eventos presurosos. Se sentía la urgencia, la prisa. Lima me pedía detenerme y no la escuché… Y bien sabe Miguel lo que pasa cuando desoyes al mar.
También me lo decía esa voz…la vocecita dell cuore: que mirara al caballo, pues, que era el momento de la sabana y de la calma.
Ya habíamos tenido, mi amistá y yo, un aviso de no viajar cuando la embajada de Bélgica, de una forma despótica y majadera, le negaba la visa Schenguen de la comunidad europea, sin entregarle carta que confirmara el rechazo.
De manera que con boletos de avión comprados para Europa, buscamos una posibilidad menos onerosa de cambiarlos por otro destino; entonces apareció Centroamérica y nos pareció una buena opción.
Hubo avisos que siguieron diciéndome que no era el momento.
El robo de mis documentos dos días antes de nuestra partida, el requerimiento estúpido del gobierno de Costa Rica de llevar una vacuna contra la fiebre amarilla. Noticia que me dieron en el momento del check in del aeropuerto de Lima.

Todo lo “superamos”: desde la reposición de los papeles, hasta la vacuna que me pusieron en ese momento y que anotaron en una cartilla con el título de revacunación.

De repente, estamos volando a Costa Rica.
- Que habría que redefinir la palabra Rica – dice mi amistá, cuando recorremos sobre un taxi la ciudad de San José que asemejaría a un rosario, que entre cuenta y cuenta, tiene tramos de kilómetros; que cada una de sus cuentas es un “mall” alrededor del cual se construyen barrios.

Llueve todas la tardes, a veces hasta por las mañanas; cuando arribamos a los cuatro cráteres, cuatro gargantas, un pequeño lago en una de ellas, las líneas maravillosas que te dicen las etapas de la erupción… ese otro mundo donde sientes que te asomas a los centros mismos de la Tierra…. Está lloviendo.
La amistá rezonga de la lluvia; yo, que soy de sierra, y que poco me indentifico con el clima brumoso y desértico de Lima, agradezco las limpias con que la Madre me regala.

-Que ya conocimos y que anticipemos nuestra partida a Guatemala, que en Costa Rica no hay más qué hacer toda vez que a mí las playas no me encantan y el país está cubierto por las nubes pacíficas y atlánticas.

Del mismo aeropuerto de la ciudad de Guatemala, salen las camionetas a La Antigua. 10 dólares por persona, 45 minutos. La Antigua es el espacio donde caminas, donde reverencías a los tres volcanes, y el verde, y la lluvia de nuevo.

Antigua huele y sabe a arzobispado, desde los sabores de los caldos concentrados y especiosos de guajolote hasta la vastedad de conventos que cayeron quién sabe cuántas veces sobre sí mismos… una columna cuadrada de a más de a metro por lado, quién sabe la altura, reposa sobre el piso de adoquín naranja del siglo XVI, está debajo de algo que alguna vez fue una cúpula, hoy es cielo libre, y llueve de nuevo. Es una lluvia intermitente, cero apasionada, una lluvia que mantiene los horarios monacales de antaño. Es la hora del angelus. Estamos en catedral. La lluvia nos besa.

Antigua es un convento por cuadra, por esquina, un recuerdo, terco, de fachadas que se mantienen en pie como contándonos de aquellos tiempos… recuerdo cada una de las fachadas, de sus barrios…. Los barrios se definen por la orden que los habitó: el de la Compañía o San Francisco, La Merced y los Betlemitas: acá se fundó la orden, y el santo patrono fundador es adorado en los templos… el primer santo que Guatemala considera suyo.

En Atitlán… Ah Guatemala, llena de guardianes y de esa manera de la voz que tienen los volcanes…
En Atitlán, ya de regreso a Antigua, el cuerpo me dijo: ¡basta! Había dejado al mar sin su consentimiento, había desoído los avisos y caí en la cama por tres días.
Y que no es del estómago ni de la garganta, riñones tampoco; pero el cansancio me vence, la temperatura.
Que somos creadores de nuestra realidad, lo recuerdo, lo comparto: esto soy.
Voy creyendo que es el momento de despedirme.
Yo lo creé, ahí está lo que dije en Agosto por el 8.8.8; sí, me estoy despidiendo. Lo hago por tres días. Me preparo. La Habana espera… las anexas.


Guatemala, septiembre del 2008.