viernes, 1 de abril de 2011

Cartas para una niña...

No lo logré.
De verdad deseaba que los personajes de aquella novela peruana se fundieran hasta convertirse en uno, que él y ella se reconocieran en las soledades o las pulsiones de aquél otro, muchos otros. Que habitaran en los mismos infiernos y despertaran hundidos en las profundidades de ese bar que llamamos La Noche.
Y que hubieran compartido el coraje de abrir esas puertas y mirar desde el inframundo los bailes y toqueteos que arriba suceden.
Y que recordaran sus ritmos y que bebieran un poco de aquellas sangres.
No pudieron
Yo no pude tampoco
La sombra es un espacio que amedrenta, paraliza, muerde.
Por aquel tiempo, yo habitaba en el Perú, mi sombra.

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