domingo, 1 de mayo de 2011

Cartas para una niña...

Kala, Kali, Kala-Kali.
La voraz, la poderosa, La más amada de las esposas de Siva.
Tigre, leona.
En la India le ofrecen los mejores regalos y a veces, hasta las mejores sangres: así se mantiene saciada.
Saciada, de la voracidad y la muerte: danza continua: la invariable destrucción.
Estos son los juegos del hombre. Y algunas tardes, los juegos de la mujer.
Jugamos a saciarlas. Creemos que así detendremos el cambio… cambio es destrucción para nuestras sociedades… así detenemos la separación, la ampliación, la mudanza, el efecto…
Y creemos, entonces las llenamos de regalos, de cheques, casas, nuevos comedores, nuevos hijos…. En vano todo, pues Kali ha despertado…
Y creemos; y en Gaia depositamos las esperanzas y para ella el sacrificio… Kali es el movimiento continuo de la naturaleza, el espíritu libre de Gaia que permite todo en sus superficies y entrañas, nos permite… pero de vez en vez, se acomoda: un tsunami acá, terremoto en Chile, huracán caribeño…
Creemos.
El femenino de Kali es el eterno devenir.
Algunos junios despierta con hambre.
Qué difícil saciarnos en esta sociedad temerosa de cambios

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