martes, 27 de septiembre de 2011

Cartas para una niña...

Los espejos, los pescados.
Nadala soñaba con mares de sargazos.
Mares increíbles y peligrosos. Las hiedras del mar le tomaban por los pies y la amenazaban con dejarla ahí
Sola
Sin posibilidad de regreso.
Entonces ella tomaba su alma y fuera del cuerpo, se marchaba nadando sobre el delfín.
Ella tomaba su alma y salía de su cuerpo
Desde el cielo de su casa ella se contemplaba
A veces a besos a veces a solas, Nadala observa su cuerpo allá abajo, actuando, amado, hermosamente extraño.

2 comentarios:

Silvia Eugenia dijo...

Muy bello, Germán, sigue escribiendo y compartiendo. Me gusta mucho. A ver si publican mi comentario porque la ponen muy difícil para aceptar comentarios, tal vez por eso no haya en tu blog, pero voy a intentarlo una vez más, espero ahora sí se pueda.
Me gusta cómo escribes.

Isa dijo...

wow, me remotó a esta experiencia de vida, viendo mi cuerpo aqui abajo, actuando, amando, expresandose...muy hermosamente extraño.

Gracias por compartir